Vivir en una torre no te convierte en un príncipe 3. Los príncipes azules son tan del siglo pasado No, de verdad que no quiero hacer un muñeco de nieve 7. Algo muy perverso viene hacia aquí 8. Vive y deja morir 9. Incluso el infierno tiene sus pandillas
Dane Whitelaw encontró bajo su batiente una fotografía en la que Sheila aparecía en una litoral, estrangulada con su corbata. Ángel asesinato parecía obra del criminal en serie que tenía aterrorizada a la población de Miami. Entonces Dane se dio cuenta de que alguien le había tendido una trampa y no entendía por qué. La rastro de Sheila llevó a Kelsey y a Dane a un mundo lleno de sexo, drogas y violencia. Ella solo podía confiar en Dane
Entonces mandó llamar a la Madre de todas las Calamidades para pedirle admonición acerca de lo que le quedaba que hacer. Y la vieja llegó en seguida. Y la Madre de todas las Calamidades, causa real de todas estas desdichas, era una vieja horrorosa, astuta, hecha de maldiciones; su boca era un basurero; sus luceros legañosos; su cara negra como la noche; sarnoso su cuerpo, su cabello una suciedad; su espalda encorvada y su piel todo arrugas. Obligaba a los esclavos a cabalgarla; y le gustaba también cabalgar a las esclavas; pues prefería a todo lo del mundo el cosquilleo de aquellas vírgenes y el roce de su cuerpo juvenil con el suyo. Era extraordinariamente experta en este arte del cosquilleo. Sabía chuparles como un vampiro las partes delicadas, y titilarles agradablemente los pezones. Pero hay que decir que la Madre de todas las Calamidades era generosísima con todas las esclavas que se dejaban conquistar por ella, así como era muy rencorosa con las que se le resistían. Y por haberla rechazado odiaba tanto a Abriza aquella vieja. Cuando la Lecho de todas las Calamidades entró en el aposento del rey Afridonios, éste se levantó en honor suyo, y lo mismo hizo el rey Hardobios.