Os cordames dos barcos no porto brilhavam com bandeiras. Suas crinas estavam trançadas com fios em prata, ouro e verde. Muito além do norte e oeste, as montanhas se portavam ao circular metade de Omelas em sua baía. Havia vento o suficiente para fazer as flâmulas que marcavam a pista de corrida pulularem e tremularem de vez em quando.
Giré la cabeza hacia la ventana, mirando el cielo despejado, y luego miré a mi interlocutor. Me levanté y Mario y Domenico se levantaron apresuradamente de sus sillas. Fue una reunión agradable, pero definitivamente también de largo. Estreché la mano de los hombres presentes. Levanté el dedo índice. Me quité la chaqueta y desabroché otro botón de mi camisa negra. Me senté en el asiento trasero del auto, disfrutando el silencio. La generalidad de ellos se referían a bienes, pero encontré SMS entre ellos de Anna: Estoy mojada, necesito castigo.
Tu amor que quiero para siempre, ese amor que siempre me trae aromas de todos los tiempos, amor con perfume, un amor adonis del que hablo en todas las poesías y barajadora que te escribo. Te diré que. Te amé desde siempre, que te esperé, que te extrañé en frías noches, y en mañanas soleadas todavía. Entonces fue. Cuando comprendí Boga, mi amor, únicamente me queda pedirte confiar, darle el tiempo a las cosas.