El negocio de la prostitución se ha disparado con la crisis económica. Especialmente delicado es el caso de los jóvenes que venden su cuerpo para salir adelante. Hay que tener una formación», dice. Concha Borrell repite esa frase una y otra vez en sus clases de prostitución. Sus alumnas son seis chicas que quieren ser prostitutas.
Actualidad parece haber girado todo: las calles, anuncios, revistas, periódicos, cines se han inundado de sexo y, por contrapartida, apenas se oye hablar del guión en las iglesias. Falta siempre el sano equilibrio. Por un lado, la gente parece pensar que se prostitución de un mandamiento caducado y te repite que Dios no tiene que meterse con las cosas que individuo pueda hacer con su propio cuerpo. Y entonces preferimos hacer lo que hacen todos porque si no, se burlan de nosotros y nos excluyen de sus compañías. Antes, la sexualidad se veía como unida a lo religioso. Sexo concebido como pura satisfacción del instinto, sin que cuente gran cosa el verdadero amor y abundante menos la conciencia. Algunos Estados quieren legalizar el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Decrece espectacularmente la demografía.