Fuentes: Rebelión Transcripción de Leila Juzam La semana pasada estuvimos en la avenida Departamental en el límite entre las comunidades de Peñalolén y la Florida, en un lugar que durante el gobierno de la Unidad Popular fue el campamento de pobladores «Nueva Habana». Después vino el golpe, y como sucedió con tantas otras cosas, la violencia y la represión arrasaron con casi todo o con mucho, pero no con todo. En ese mismo lugar, bajo un techado de palos y ramas nos recibe Rafael Soto, presidente del mencionado comité y candidato a diputado por el Partido Igualdad. Nos sentamos a almorzar con Ana María Cepeda y otros participantes de la conferencia.
A la solidaridad permanente de Estela, mi mujer. Su padre, historiador eminente, le transmitió, por contagio o misteriosa ley hereditaria, esa curiosidad hacia los biografía del pasado, esa vocación que convoca a las generaciones desvanecidas en el tiempo y revive con amor, en definitiva, las sombras de los muertos. De tal suerte, durante el lapso de tres décadas, quedó concluída dicha tarea. La hidalga antecedencia de la familia que me ocupa fue probada a lo largo del tiempo en las Ordenes militares de Santiago y Calatrava, en la Audiencia de Avellaneda, en las Chancillerías de Valladolid y de Oviedo, y en la Experimental Compañía de Guardias Marinas. Sus arma — esculpidas en uno de los cuarteles del escudo de piedra del ahora derruído Palacio de Quintana, en Bilbao — pintan en campo de azur una torre o castillo de oro, de cuya puerta abierta se desprenden llamaradas de fuego.
Un cuerpo para la memoria, la aguante y la catarsis Por: María Alexandra Duque Higuita M uchas personas hablan del poder curativo de la gleba, de su capacidad de renovar, de transformar y de crear. Un enjuiciamiento que hiciera frente al momento histórico que atraviesa el país, un enjuiciamiento que trabajara con el arte, empero también con las víctimas y, a su vez, con una comunidad. Fue ahí cuando descubrí a Cuerpos Gramaticales, en la comuna Esta comuna, compuesta por 21 barrios, fue el escenario de siniestras operaciones militares como Mariscal, Contrafuego, Tempestad y Orión, en los primeros años del La guerra contra la cocaína continuaba y había dejado de estar en manos de los carteles, para pasar a las manos de las guerrillas. Una semilla distinta que puede transformar. Esta iniciativa surge a partir de un colectivo llamado AgroArte, el cual surgió hace 14 años como una faceta de resistencia frente a la Escombrera y las violencias generadas por la Operación Orión.
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