Hablamos de entrar a una desconocida en la calle, en el metro, en la biblioteca o en un bar. De la conquista a puerta fría. La respuesta corta es que no. Dispuestos a compartir experiencias y a revisar por el espejo retrovisor los comportamientos que tuvimos y tenemos cuando la visión de género no formaba parte, al menos conscientemente, de nuestro proceso de toma de decisiones en las relaciones interpersonales. El taller, organizado por la asociación mixta Masculinidades Betaempieza con una trampa que se desvela en los primeros compases de la sesión.
No te llama Los chicos, por estereotipo, siempre hemos dado el primer paso. Así pues, si pasan los días y él no ha dado señales de vida ni te ha emisario tres docenas de rosas o un pequeño pedrusco de Cartier , achaque asunto. Lo dicho; si no candela, mosquéate. Pensad en la situación: Acaban de presentaros a alguien y os ha encantado. Probablemente, a las mujeres os pasa que vuestros impulsos se dividen entre la timidez que os lleva a evitar mirarle a los ojo y las ganas, precisamente, de mirarlo todo el rato. A la inversa sucede lo mismo, sólo que los hombres tenemos que mostrar una falsa sensación de seguridad en nosotros mismos y tenemos que evitar apartar la mirada porque puede interpretarse un signo de timidez y hacernos bajar la guardia. No te toca No, no me refiero de esa forma, que también, o sea, tampoco. Vamos, que no te toca de ninguna forma. Cuando nos gusta una asistenta, a los tíos nos falta tiempo para rozarla con cualquier excusa.
Sin embargo, también puede aparecer en otros tipos de vínculos: de amistad, padres o madres con sus hijos e hijas, otras relaciones de parentesco, etc. Cuando acepta haber escuchado, no argumenta o lo hace con monosílabos. No coge las llamadas ni responde los mensajes , o lo hace cuando ha pasado mucho tiempo. Pasa por alto lo que la otra andoba le cuenta, le pide o necesita, o muestra desinterés por ello. Evita el contacto visual y físico, como si la otra persona fuese invisible o no existiera. Elude las actividades sociales con la otra persona, e incluso deshace planes acordados con antelación. Advierte el desconcierto y el agonía del otro debido a su guisa de ignorarlo, y pese a ello se mantiene en su actitud. Esto genera ansiedad , estrés emocional, desazón y tristeza. La víctima también puede sentir miedo o culpa.
No es tan simple. Esposo y señora. No únicamente buscaron a través del cabronada un modelo de relación que, a priori, les habría sido negado. La desafuero surge. Todavía por otros motivos y esconde otras realidades.