No había eco de voces en sus calles. Todo lo que allí había sido de valor ahora descansaba en otras moradas, en otros templos. Jeremías tenía las respuestas que buscaba. Lo que él necesitaba era alguien que realmente lo escuchara. Este capítulo hace un repaso de las enseñanzas de Jeremías a su pueblo cuando menciona la inminente cautividad en Babilonia. Véase 2 Reyes Pero Jeremías no solamente era un profeta que hablaba de calamIdades, aunque así parezca en esta lección. Al leer Lamentaciones y los capítulos históricos de Jeremías, observe la correlación entre la rectitud de una nación y su poder, la relación entre los caudillos de la nación y la justicia del pueblo, y la relación entre un profeta y los pactos de Dios con sus hijos. Jeremías en el cepo Jeremías nos relata que el profeta se hallaba otra vez en el patio del templo recordando a la gente las dificultades que pendían sobre la nación por causa de la maldad de los habitantes.
Sin embargo, se ha dicho muy algo sobre los recursos retóricos de levante discurso de seducción, el cual se erige, principalmente, sobre el eximio trata de los opuestos y la amaño de conceptos o juicios enraizados en la mente de la sociedad de ese siglo. El lenguaje de Facultad Juan no sólo cautiva por anatomía sublime, sino por estar finamente bastidor con palabras que disparan como dardos, directo al blanco. De esta forma, cada expresión verbal de Don Juan, deviene en una coreografía elocutiva bien elaborada. Don Juan seduce a las cuatro mujeres de la obra de modos diferentes. La engaña aprovechando la oscuridad. La oscuridad es cómplice de la debilidad de Isabel, ya que aun si Don Juan no la hubiera engañado, ella habría estado —voluntariamente— con un hombre antes de casarse. Don Juan no escapa al anatomía descubierto su engaño porque sabe que tiene el apoyo de su nobleza. El encuentro con Tisbea ocurre a las orillas del mar.
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